El cine-ensayo

“Una voz no puede cargar la lengua y los labios que le dieron alas” -Kahlil Gibran

          Me gusta comenzar siempre definiendo lo que yo entiendo sobre los conceptos que voy a tratar en mis escritos. En este caso, no voy a intentarlo con las palabras cine y ensayo porque ocuparía demasiadas líneas y tengo el presentimiento de que esto será de una gran extensión. Me veo obligada a aclarar que ya de por sí tengo una extraña relación de amor-odio con las definiciones porque siento que al definir algo de cierta manera se le quita la posibilidad de ser aquella otra cosa. Por otro lado somos seres que se comunican por lenguajes construidos a través de convenciones. Es necesario aclarar  que códigos estamos utilizando para comunicarnos. Esta explicación puede tornarse algo filosófica, y dado que ese no es (que yo lo sepa aún) el terreno que me dispuse a explorar lo voy a dejar de lado. Muchos autores –de diversas índoles- han desarrollado escritos acerca del cine-ensayo. He leído algunos de ellos, y lo que viene a continuación es un intento de sintetizar los conceptos y a su vez dejar asentado las reflexiones que los mismos despertaron en mí.

          Son muchos los textos que intentan arribar a una definición de cine ensayo, algunos más estructurados, otros más filosóficos. Si hay algo en lo que todos los autores se ponen de acuerdo es que el cine-ensayo se caracteriza por su falta de homogeneidad y de reglas preestablecidas. Creo que esto es exactamente lo que me atrae del mismo. Estos días leyendo a Alejandro Dolina me encontré con una reflexión que dice lo siguiente: “No hay cámaras que filmen la conciencia”. Inmediatamente pensé en el cine ensayo, y como este es un intento de volcar todo aquello que sucede en la cabeza del autor, explorando los caminos que se revelan, y arribando a una pieza audiovisual que bien podría ser el reflejo de aquella conciencia.

          Weinrichter dice que el ensayo,  “fiel a la etimología del término que lo nombra se presenta como la expresión de un método de experimentación” Son muchos los autores que utilizan esta palabra cuando se refieren al cine ensayo. Font considera al ensayo “La experiencia de un yo en tránsito”. Es sin duda un género que se nutre de la capacidad del autor de reflexionar tanto acerca del material con el que trabaja como de si mismo, y sobre todo de tener el valor y la ligereza para transitar/explorar aquellos caminos que se van abriendo. Hay algo muy lúdico en todo esto, que Adorno relaciona con el ocio de lo infantil. Esto es precisamente porque el autor tiene la libertad de transitar la realidad que crea en su mente, sin saber a dónde lo llevará. Es la “Sustitución de una línea recta de lo verdadero por bifurcaciones de lo posible” dice Miranda. Estas bifurcaciones son las que el autor elije transitar, y le conducen a caminos donde nuevamente hay otras bifurcaciones y así sucesivamente. El ensayo no tiene un final, es el momento presente. Adorno afirma que debe estar estructurado de manera tal que pueda suspenderse en cualquier momento. Que estos momentos -que a mí me gusta llamar entres- deben reflejarse a sí mismos. Agrega luego que “Los momentos no pueden desarrollarse puramente a partir del todo ni a  la inversa”. Usa la estructura de un tapiz como metáfora del ensayo en el cual estos momentos se entretejen. Voy a ir un poco más lejos con esta metáfora para agregar que si un ensayo fuera un tapiz, hacer un ensayo puede considerarse tejer, relacionar conceptos, material, sonidos, de la misma manera en que se entretejen los distintos hilos. Esta estructura se da a  la misma vez en un instante fugaz como en toda la pieza. Me recuerda a los fractales de la naturaleza. Puede que el cine-ensayo tenga esta estructura porque esta misma es la de nuestros pensamientos.

          “El ser humano (en todas sus manifestaciones vitales) se exterioriza e ilumina completamente a través de la palabra” dice Mijael Bajtín. Casi todos los autores consideran que la palabra es algo que caracteriza al cine-ensayo, ya sea en forma de placas, de subtítulos, dentro de las imágenes, o como voz en off. Sin embargo hay piezas que se consideran dentro de este género que prescinden de ella. La palabra toma diferentes roles frente al  material audiovisual. Muchas veces funciona como elemento unificador. En estos casos, la palabra reacciona ante el material, y a la vez este se ve afectado por estas reacciones. Este ciclo infinito es el que lleva adelante el ensayo y el que deja en evidencia frente al espectador que hay un autor manipulando aquellas imágenes. Este es otro de los puntos que me interesan de esta modalidad. El cine-ensayo no solo descarta la idea de una objetividad, sino que se apropia del concepto de subjetividad y lo hace evidente reflexionando sobre el mismo. Muchos movimientos cinematográficos históricos se han gestado  con la subjetividad como pilar. Sin embargo dado que no se puede arribar a una definición del cine-ensayo se dificulta la clasificación de estos films dentro del género. Tengamos en cuenta también que los films son en su mayoría híbridos. Es decir que pertenecen a más de un género a la vez. Es por eso que podemos encontrar fragmentos que podrían considerarse cine-ensayo en películas de ficción, como las de Rosellini, Resnais, Godard, o Varda, entre muchos otros. Me interesa rescatar otros dos conceptos en torno al habla. Uno es una idea de Joseph M. Catalá, que plantea que “El cineasta piensa como si hablase”. Yo me lo hubiera imaginado al revés, pero esta frase se refiere a la estructura del habla que se replica en el pensamiento, y que es a la vez la estructura del cine-ensayo. La otra frase que no quería dejar de comentar es de Todorov, y dice que en el cine-ensayo, “El lenguaje examina su propia posibilidad, y por lo tanto, sus límites”. Considero esta frase muy abarcadora, ya que se puede relacionar no solo con el lenguaje como tal (en este caso, el habla) sino también con el lenguaje audiovisual mismo, con el material que compone ese video-ensayo. Esto me da pie al siguiente punto del que quiero hablar.

          Otro de los puntos de coincidencia de muchos de los autores es la relación entre el autor y el material audiovisual utilizado. “Es necesario trabajar con imágenes ajenas, o con las propias, como si lo fueran” afirma Weinrichter. Los films de Jonas Mekas son gran ejemplo de la última posibilidad. El metraje encontrado, está muy ligado a la memoria, a la apropiación, a la interpretación, a lo personal, a lo casero. Cuando hablan de tratar las imágenes como si fueran ajenas, aún si estas fueron filmadas específicamente para el film, creo que se trata en verdad de poder desvincularse del contexto original del mismo para poder analizarlo en el momento presente en que habita el ensayo. Esto no significa dejar de lado todos nuestros conocimientos previos sobre el material, sino hacerlos presentes desde la memoria, evocarlos y compartirlos con el espectador en ese momento del film en que decidamos mostrarlos. Un claro ejemplo de esto se puede ver en el film Ulysse, de Agnès Varda. Ese fue el primer film-ensayo que me pareció fantástico (Salvo que consideremos el documental La isla de las flores como film-ensayo, cosa que creo se merece dentro de su hibridación con el documental).

          Sin duda el film-ensayo se trata de una búsqueda, donde no hay algo para encontrar como recompensa. Luckács afirma que es “un juicio, pero lo esencial y determinante en él no es el veredicto sino el proceso de juzgar”. No creo poder comentar o explicar esa frase mejor de lo que se explica a sí misma, pero si puedo encontrar en ella esta idea de recorrido, de mecanismos que se ponen en funcionamiento para que nuestros pensamientos lleguen a determinados lugares. Este tránsito es el que me despierta una gran curiosidad, incertidumbre, y a la ve es el que el cine-ensayo busca hacer visible. Esto hace que al finalizar, el film dejé en el espectador más preguntas que respuestas, invitándolo a reflexionar, de la misma manera que lo hace el realizador. No hay una respuesta correcta, un lugar a donde llegar, solo  se trata de estar dispuesto a recorrer el propio pensamiento.

“El ensayo ostenta con orgullo la confusión de un alma independiente que busca el camino en medio de la oscuridad y el aislamiento” – Philip Lapote

*La lista de los autores citados y consultados será elaborada en breve.